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lunes, 2 de septiembre de 2013

Pero, ¿de qué trata osadía? ¿De no tener miedo, o de ser valiente? ¿Son lo mismo, o son lo contrario?

-Hace 2 años.- Osadía.

Empujarme dentro de un tren en marcha era algo difícil, pero me había fijado en como los nacidos en Osadía lo hacían: correr lo más rápido posible antes de saltar. Doy un salto pero lo hice demasiado pronto y casi no llego al vagón. Mis manos agarran fuerte una de las barras en el lateral de la puerta lo que me permite entrar, por suerte. Viajamos en silencio y la gente me mira mientras murmuran entre ellos. Intento ignorarles; sus palabras son la última  de mis preocupaciones ahora.
Entonces empiezan a saltar fuera del tren a un... edificio con una brecha enorme en el suelo. Eso me asusta. Estamos muy alto y caer en ella no parece muy agradable. Pero tengo que hacerlo más tarde o más temprano, tengo que perder el miedo.
Pero, ¿de qué trata osadía? ¿De no tener miedo, o de ser valiente? ¿Son lo mismo, o son lo contrario? No paro a pensarlo y simplemente salto hacia el edificio.
"Bienvenidos." Dice un hombre alto, de mediana edad. "Me llamo Max, y soy un líder Osadía. Para entrar a nuestra facción, tendréis que saltar."
¿Saltar? ¿Por ahí? Todos nos miramos, pero nadie está dispuesto a ser el primero.
Una persona al final se dirige a saltar. Es un chico, Sabiduría diría por su ropa azul. Da un paso a delante, sabe que se ha ofrecido voluntario pero su mirada me dice que se arrepiente. Está apunto de volver atrás cuando alguien le empuja. Él cae, gritando con toda su voz y entonces nada. Me pregunto si está muerto pero entonces grita "¡EEEEEH! Hay una red aquí abajo." Después de eso todos nos reímos, probablemente por el alivio de saber que la red evitará que nos matemos. Saltamos los demás después. Soy el cuarto en saltar. Siento el latido de mi corazón acelerarse por el miedo, pero recuerdo que o me haré daño. Cuando la red golpea mi espalda intento retener un grito en mi garganta, pero fallo. El aire lucha por salir de mis pulmones.
"Bienvenidos iniciados. Soy vuestro instructor Amar. Debéis saber que seréis sometidos a tres etapas. Con los resultados finales, si no estáis en los primeros 10 puestos, incluyendo a los nacidos en Osadía, estáis fuera, lo que significa que pasaréis el resto de vuestras vidas con los Sin Facción." Dice.
¿Qué? ¿Solo los diez primeros serán miembros? Somos unos veinte todos juntos, incluyendo los nacidos en Osadía. Lo que significa que la mayoría de los transferidos estaremos fuera. Lo que significa que tendré que luchar más duro de lo que pensé. Al menos estoy lejos de Marcus. Me siento bien. Soy libre. Soy libre de él por siempre a partir de ahora.
Estoy más decidido a pasar mi iniciación ahora. Sin Facción no puede ser una opción para mí, he sacrificado mucho como para acabar viviendo como ellos. Abnegación les alimenta, así que posiblemente vería a Marcus.
EL hombre Osadía, Max, aparece en frente de nosotros. "Ayudaré a Amar a entrenar a los iniciados. Nacidos en Osadía incluidos. Lo primero que haréis mañana será pasar por vuestro paisaje del miedo. Se trata de una simulación en la que eres consciente de que lo que está pasando no es real. Cuenta cuántos miedos tenéis, cómo respondéis ante ellos y cuánto tiempo os lleva."
Amar aparece tras él. "Hay dos formas de su parar tu paisaje del miedo. La primera, es empeorar tu miedo, por ejemplo; si te da miedo ahogarte una forma de ir a tu siguiente miedo es nadar más hondo. La segunda, calmarse y relajar el ritmo de tus latidos." Dice.
Entonces Max vuelve a hablar. "Después del paisaje del miedo empezaréis las simulaciones, éstas se me envían a mí para evaluarlas. Y por último aprenderéis a luchar."
"Por ahora mejor id todos a vuestros dormitorios. Seguidme." Dice Amar.
Mientras bajamos hacia los dormitorios el chico Sabiduría el que saltó primero, bueno, al que empujaron primero, me mira raro.
"¿Qué?" Le espeto.
"Nunca he visto a un Estirado tan nervioso." replica.
Es verdad. Siempre he estado más alerta que los otros Abnegación, en parte porque siempre estaba bajo la mirada de Marcus y su carácter. Si el hubiese sido diferente, no hubiese tenido tantos moratones al día.
"¿Y a ti qué?" Le pregunto.
"Nada." Dice apartando la mirada.
Gruño y me aparto de él intentando que deje de hablarme y él camina más rápido para cogerme.
"Por si no lo habías pillado, vete." Le digo.
"No, gracias. Estoy bien." Dice.
"No te lo estaba pidiendo, te estoy obligando. Vete, ahora."
"Puede que sea por eso por loque has dejado a los Estirados, porque eres demasiado repelente."
"Márchate." Repito.
"Vale." Dice. Deja de hablar y acelera su paso, pone su pie en mitad de mi camino tratando de tirarme, estoy apunto cuando en vez de tropezar le piso.
Suelta un pequeño quejido y me  echa una mirada dura.
"Te vas a arrepentir por eso." Dice. Le sonrío satisfecho y él se marcha por fin.
Escogemos nuestras camas y Amar nos pasea por el Pozo antes de llevarnos a almorzar. Como solo y doy una vuelta por el recinto hasta que oigo agua. Un río subterráneo. El aire aquí es fresco. Cierro los ojos y me centro en el sonido. Me quedo ahí por un tiempo largo, me pierdo la comida pero no me importa. Lo he hecho. Me he marchado. Dieciséis años de tortura, pero se acabó al menos por un tiempo, solo tengo que asegurarme de no acabar con los Sin Facción.
Me voy a dormir, ha sido un día muy largo. Oigo a varias personas llorar, seguramente han dejado a su familia, un hogar cálido y también su confianza por dejar su facción. Yo sonrío. Es el primer día que nadie (Marcus) me ha pegado. No dejo nada atrás. No lloraré, porque no tengo nada por lo que llorar. Nada más que celebrar el hecho de que mi padre no será más parte de mi vida.

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