Traduce:

Traduce:

lunes, 2 de septiembre de 2013

Pero, ¿de qué trata osadía? ¿De no tener miedo, o de ser valiente? ¿Son lo mismo, o son lo contrario?

-Hace 2 años.- Osadía.

Empujarme dentro de un tren en marcha era algo difícil, pero me había fijado en como los nacidos en Osadía lo hacían: correr lo más rápido posible antes de saltar. Doy un salto pero lo hice demasiado pronto y casi no llego al vagón. Mis manos agarran fuerte una de las barras en el lateral de la puerta lo que me permite entrar, por suerte. Viajamos en silencio y la gente me mira mientras murmuran entre ellos. Intento ignorarles; sus palabras son la última  de mis preocupaciones ahora.
Entonces empiezan a saltar fuera del tren a un... edificio con una brecha enorme en el suelo. Eso me asusta. Estamos muy alto y caer en ella no parece muy agradable. Pero tengo que hacerlo más tarde o más temprano, tengo que perder el miedo.
Pero, ¿de qué trata osadía? ¿De no tener miedo, o de ser valiente? ¿Son lo mismo, o son lo contrario? No paro a pensarlo y simplemente salto hacia el edificio.
"Bienvenidos." Dice un hombre alto, de mediana edad. "Me llamo Max, y soy un líder Osadía. Para entrar a nuestra facción, tendréis que saltar."
¿Saltar? ¿Por ahí? Todos nos miramos, pero nadie está dispuesto a ser el primero.
Una persona al final se dirige a saltar. Es un chico, Sabiduría diría por su ropa azul. Da un paso a delante, sabe que se ha ofrecido voluntario pero su mirada me dice que se arrepiente. Está apunto de volver atrás cuando alguien le empuja. Él cae, gritando con toda su voz y entonces nada. Me pregunto si está muerto pero entonces grita "¡EEEEEH! Hay una red aquí abajo." Después de eso todos nos reímos, probablemente por el alivio de saber que la red evitará que nos matemos. Saltamos los demás después. Soy el cuarto en saltar. Siento el latido de mi corazón acelerarse por el miedo, pero recuerdo que o me haré daño. Cuando la red golpea mi espalda intento retener un grito en mi garganta, pero fallo. El aire lucha por salir de mis pulmones.
"Bienvenidos iniciados. Soy vuestro instructor Amar. Debéis saber que seréis sometidos a tres etapas. Con los resultados finales, si no estáis en los primeros 10 puestos, incluyendo a los nacidos en Osadía, estáis fuera, lo que significa que pasaréis el resto de vuestras vidas con los Sin Facción." Dice.
¿Qué? ¿Solo los diez primeros serán miembros? Somos unos veinte todos juntos, incluyendo los nacidos en Osadía. Lo que significa que la mayoría de los transferidos estaremos fuera. Lo que significa que tendré que luchar más duro de lo que pensé. Al menos estoy lejos de Marcus. Me siento bien. Soy libre. Soy libre de él por siempre a partir de ahora.
Estoy más decidido a pasar mi iniciación ahora. Sin Facción no puede ser una opción para mí, he sacrificado mucho como para acabar viviendo como ellos. Abnegación les alimenta, así que posiblemente vería a Marcus.
EL hombre Osadía, Max, aparece en frente de nosotros. "Ayudaré a Amar a entrenar a los iniciados. Nacidos en Osadía incluidos. Lo primero que haréis mañana será pasar por vuestro paisaje del miedo. Se trata de una simulación en la que eres consciente de que lo que está pasando no es real. Cuenta cuántos miedos tenéis, cómo respondéis ante ellos y cuánto tiempo os lleva."
Amar aparece tras él. "Hay dos formas de su parar tu paisaje del miedo. La primera, es empeorar tu miedo, por ejemplo; si te da miedo ahogarte una forma de ir a tu siguiente miedo es nadar más hondo. La segunda, calmarse y relajar el ritmo de tus latidos." Dice.
Entonces Max vuelve a hablar. "Después del paisaje del miedo empezaréis las simulaciones, éstas se me envían a mí para evaluarlas. Y por último aprenderéis a luchar."
"Por ahora mejor id todos a vuestros dormitorios. Seguidme." Dice Amar.
Mientras bajamos hacia los dormitorios el chico Sabiduría el que saltó primero, bueno, al que empujaron primero, me mira raro.
"¿Qué?" Le espeto.
"Nunca he visto a un Estirado tan nervioso." replica.
Es verdad. Siempre he estado más alerta que los otros Abnegación, en parte porque siempre estaba bajo la mirada de Marcus y su carácter. Si el hubiese sido diferente, no hubiese tenido tantos moratones al día.
"¿Y a ti qué?" Le pregunto.
"Nada." Dice apartando la mirada.
Gruño y me aparto de él intentando que deje de hablarme y él camina más rápido para cogerme.
"Por si no lo habías pillado, vete." Le digo.
"No, gracias. Estoy bien." Dice.
"No te lo estaba pidiendo, te estoy obligando. Vete, ahora."
"Puede que sea por eso por loque has dejado a los Estirados, porque eres demasiado repelente."
"Márchate." Repito.
"Vale." Dice. Deja de hablar y acelera su paso, pone su pie en mitad de mi camino tratando de tirarme, estoy apunto cuando en vez de tropezar le piso.
Suelta un pequeño quejido y me  echa una mirada dura.
"Te vas a arrepentir por eso." Dice. Le sonrío satisfecho y él se marcha por fin.
Escogemos nuestras camas y Amar nos pasea por el Pozo antes de llevarnos a almorzar. Como solo y doy una vuelta por el recinto hasta que oigo agua. Un río subterráneo. El aire aquí es fresco. Cierro los ojos y me centro en el sonido. Me quedo ahí por un tiempo largo, me pierdo la comida pero no me importa. Lo he hecho. Me he marchado. Dieciséis años de tortura, pero se acabó al menos por un tiempo, solo tengo que asegurarme de no acabar con los Sin Facción.
Me voy a dormir, ha sido un día muy largo. Oigo a varias personas llorar, seguramente han dejado a su familia, un hogar cálido y también su confianza por dejar su facción. Yo sonrío. Es el primer día que nadie (Marcus) me ha pegado. No dejo nada atrás. No lloraré, porque no tengo nada por lo que llorar. Nada más que celebrar el hecho de que mi padre no será más parte de mi vida.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Estirada.

"Aquí es dónde nos dividimos." Dice Lauren. "Asumo que los nacidos en Osadía no necesitáis un tour por el recinto."
Gruño. Por supuesto, desde que yo tengo a los transferidos que no conocen el recinto se lo tengo que mostrar. Más  trabajo que viene con ellos. Ella se va con su grupo de once, dejándome a mí con nueve. Bueno, al menos ella tiene más iniciados con los que tratar.
"La mayor parte deltiempo trabajo en el cuarto de control pero por las próximas semanas seré vuestro instructor. Mi nombre es Cuatro." Decido dar una pequeña bienvenda, una vez estuve en sus zapatos, sé cómo se sienten. Como si hubiesen perdido la luz que les ha guiado durante años, y al parecer no entienden nada.
Claro que me arrepiento pronto dee mi elección de ser agradable cuando una chica con una voz altamente chillona y ropa blanca y negra pregunta, "¿Cuatro? ¿Cómo el número?"
"Sí." Digo esforzándome en no ser bruso con ella. Tengo que comportarme lo mejor que pueda. "¿Algún problema?"
"No." Dice agachando la mirada.
"Bien." Una sinceridad aprendiendo a callar es una buena señal. "Ahora vamos al Pozo,algún día lo adoraréis..." Y una risa burlona corta mi pequeño discurso.
Es la misma chica de antes y me pregunto si no estaría bien tapar su boca por el resto de la iniciación. Probablemente no, así que tendré que encontrar alguna forma de que sepa que esto no es Sinceridad. Camino hacia ella y la miro fijamente, inclinandome tratando de intimidarla, parece funcionar porque la chica Sinceridad tiembla un poco. "¿Cómo te llamas?"
"Christina" su voz es aun más alta que antes, si eso es posible.
"Bien, Christina, si hubiese querido juntarme con bocazas Sinceridad, me habría unido a su facción. La primera lección que vas a aprender de mí es a mantener tu boca cerrada." Porque alguien que habla mucho acaba ganando una paliza en un sitio como este. "¿Lo tienes?"
Ella asiente lentamente y yo vuelvo alante a liderar el grupo. Es mi trabajo mantenerles aquí tanto tiempo como sea posible, y si ellos no pasan la iniciación tendré el peso en mi conciencia de que fue mi culpa por no entrenarles lo suficientemente bien. Tomo un gran respiro y lo dejo salir lentamente por mi boca. Les dirijo hacia su nuevo mundo, tal vez por el resto de sus vidas si superan los obstaculos que Osadía les ofrece.
Cada uno reacciona diferente a la vista de su nuevo medio, delante suyo. Los tres de azul miran cada detalle a su alrededor. Los cinco de blanco y negro tienen esa mirada en su cara que grita que quieren debatir sobre todo lo que ven. Entonces está la chica  de gris que mira a todo y a todos como los Sabiduría pero con una pizca de confusión evidente en su mirada. Es una novedad para alguien que ha vivido en gris durante dieciséis años ver tanto colorido, en las personas, o incluso en las paredes de las tiendas.
"Si me seguís on enseñaré el Abismo."
A pesar de que no estoy del todo autorizado para hacer esto, creo que es necesario que vean que ser un loco adicto a la adrenalina que corre cualquier riesgo no es lo mismo que ser valiente. Cuando llegamos a nuestro destino, espero unos segundos antes de dirigirme a ellos.
"El Abismo nos recuerda que hay una fina línea entre la valentía y la idiotez. Un estúpido atrevimiento a saltar esta plataforma acabará con vuestras vidas. Ya ha pasado antes y pasará otra vez." Intento no sonar compungido. Muchas vidas se han perdido aquí... "Estáis avisados."
Miro el reloj y decido que ahora sería un buen momento para almorzar. Les dirijo hacia el comedor, uno de los sitios más grandes de Osadía ya que al parecer todos tienen una ligera obsesión con la comida. Cuando les dejo entrar son recibidos con estampidas de pies contra el suelo, aplausos y gritos. Sonrío y me uno a ellos, porque cosas como esta son las que disfruto realmente de mi facción.
Me siento en una mesa al final esperando a mis amigos cuando alguien se sienta a mi lado y deja escapar un quejido. Es la chica Sinceridad, Christina. No tiene otro sitio donde sentarse y me parece bien que se quede mientras deje la charla. Pero entonces una pequeña figura se sienta en el espacio entre nosotros. Es rubia y va de gris. No parece molestarle mi presencia. Hay hamburguesas en la mesa y ella las mira con curiosidad. Christina mira confusa a Tris.
"Es carne de res." Le explico etendiendo su mirada. Me refleja a mí hace dos años. "Ponle esto" Digo dándole un pequeño sobre de ketchup.
"¿Nunca has comido una hamburguesa" Le pregunta Christina aun en shock.
"No. ¿Se llama así?" Le responde Tris.
"Los estirados no comen este tipo de comida" Le explico a Christina.
"¿Por qué?" Ella habla demasiado. ¿no ha aprendido nada de lo que le he dicho antes?
"La extravagancia es considerada autoindilgente e innecesaria." Dice Tris encogiéndose de hombros.
"Entiendo que te marcharas entonces" Dice Christina.
"Sí" dice Tris rodando sus ojos. "Fue sólo por la comida."
Intento no fruncir el ceño. Me recuerda por qué me marché, su tono de voz me dice que hubo más de un motivo por el cual les dejó y lo que sea que es dudo que fuese por la falta de hamburguesas.
Veo a Eric entrar al comedor. Él es fácil de ver siempre. Tiene tatuajes por casi todo su cuerpo y piercings es unos 10  sitios diferentes. Es imposible no verle. Creo que es por eso por lo que lo ha hecho. Para llamar la atención.
"¿Quién es ese?" Pregunta Christina.
"Su nombre es Eric. Es uno de los líderes Osadía." Respondo secamente. Eric no suele venir aquí por su propio pie, siempre ordena que alguien le lleve la comida a su oficina. Él está buscando a alguien.
"¿En serio? Pero si es muy joven."
"La edad no importa mucho aquí." Digo sin interés. Y es verdad. Si Osadía piensa que algo va mal con una persona  no tienen problema en matarle. Lo sé. Nunca más veré a Amar. Puede que ellos lo hayan hecho parecer un suicidio pero no, y yo lo sé.
Entonces me doy cuenta de que se dirige hacia nuestra mesa.
Genial, pienso. Seguramente está aquí para hacerme ver débil delante de mis iniciados. Apoya duramente su mano contra mi hombro. Siento un pinchazo en mi espalda. No me gusta que me toquen en general pero es que los dedos de Eric se sienten como una punta de pistola apretada contra mi piel. "Bueno, ¿no nos presentas?" Dice él expectante.
"Estas son Tris y Christina." Digo en un tono casual esperando que no se fije en el color de su ropa.
"Anda, una Estirada." Dice sonriendo satisfecho y mi intento de que el no la viese se desvanece. "Veremos cuánto duras."
Tris le mira determinada nada más Eric habla. Debería. La iniciación aquí es supuestamente la más dura de las cinco. De alguna manera, no la veo viviendo en Abnegación, como hacía unos momentos antes cuando cayó en la red. Si tiene esa mirada, como si necesitase probar algo a alguien, entonces no creo que ella pudiese encajar en un modo de vida desinteresado.
"¿Qué has estado haciendo últimamente, Cuatro?" Me pregunta Eric.
"Nada, la verdad." Digo intentando ser despreocupado. Eric saliendo de su oficina y no para golpear a alguien. Extraño.
"Max dice que sigue intentando reunirse contigo y que no apareces por ningún lado. Me ha encomendado que averigüe qué pasa contigo."
Ahora entiendo por qué Eric está aquí. Máx le ha hecho hablar conmigo y apuesto a que a Eric no le gsta hacer de paloma mensajera. Entonces recuerdo la oferta de trabajo.
No puedo ser un líder de Osadía. Yo no pertenezco realmente aquí. Vale que no le temo a mucho, pero no soy como ellos. No al menos como son ahora. Osadía debía creer en la valentía y el coraje de estar ahí para los demás. No golpeando la vida de los demás, asustando a la gente o tomando riesgos estúpidos. Eso no es valentía, es idiotez. Dos cosas completamente diferentes. Y me voy con los Sin Facción cuando acabe la iniciación.
"Dile que estoy contento con la posición que tengo ahora." Digo finalmente.
"Así que está intentando ofrecerte un trabajo..." Dice Eric claramente amenazado. No quiere que yo tenga una posición más alta qué aunque podría, y él lo sabe. La cuestión es ¿Lo haré? No, por supuesto que no.
"Eso parece." digo casualmente.
"Y, ¿no estás interesado?"
"No lo he estado durante dos años." Digo así caiga en la cuenta de que es su trabajo el que Max quiere darme. El pensamiento me divierte, ¿dónde trabajaría Eric si yo le quitase su puesto? ¿De conserje? ¿De cocinero? ¿De cajero en una tienda de lencería en el Pozo?
"Bueno, esperemos que lo entienda." Apreta mi hombro y lo suelta.
"Vosotros dos... ¿sois amigos? Pregunta Tris.
"Estuvimos juntos en la misma clase de iniciación." Le contesto por no gritar 'NO'. "Él se transfirió desde Sabiduría." Lo que debería ser suficiente para una estirada para querer evitarle. No quiero que ninguno de mis iniciados tomen a Eric como ejemplo. Ellos son el futuro de Osadía de alguna forma y si les enseño bien tal vez ellos podrían cambiar la manera en la que esta facción es liderada ahora, tal vez, en un futuro. Incluso puede que evitar la guerra de la que he oído hablar.
"¿Eras tú también un transferido?" Pregunta. No quiero responder a ello porque entonces preguntará de que facción vine. No me gustan las preguntas y los estirados están enseñados a no hablar más de la cuenta. Cuando era niño me llevé diez latigazos por hacer muchas preguntas. Aunque su pregunta me hace saber que no me ha reconocido, tampoco esperaba que lo hiciese.
"Creía que sólo tendría problemas con los Siceridad haciendo demasiadas preguntas, ¿ahora tengo también a los estirados?" Pregunto con un tono acusador.
"Será porque eres tan agradable como una cama de clavos." Se encoge de hombros.
¿Qué demonios acabo de oír?
La miro friamente. He decidido enseñar a estos mocosos, dándoles mi tiempo en vez el de Eric y ¿esto es lo que gano? Si su actitud no cambia los líderes se darán cuneta de su comportamiento el cual no debería tener una chica Abnegación. Pero ella me sostiene la mirada. Es cabezota, determinada y atrevida. Eso sí.
"Ten cuidado, Tris." Digo y ella aparta la mirada. Si hubiese hecho eso con Eric él habría hecho una pelea. Espero que no se haya dado cuenta de que no h econtestado a su pregunta. Si lo ha hecho será lo bastante curiosa como para averiguarlo. Es muy observadora. Y esa no es una característica de Osadía. Ni de Abnegación.
"¡Eh, Cuatro!" Me chilla Zeke desde otra mesa. La forma en la que ella me mira me hace querer retorcerme, ¿no tendría que ser al revés? No me puedo quedar más tiempo sentado con ella así que me dirijo a mi amigo sin otra alternativa.
"¿Qué" Digo sentándome al lado de Zeke.
Zeke frunce el ceño. "Alguien está cabreado."
"Hablar con Eric puede hacer eso."
"Ah sí, y ¿qué ha dicho?"
"Max está intentando verme para ofrecerme trabajo como líder en Osadía."
"Eso lo sé, lleva semanas con eso. Me refiero a qué le ha dicho a la nueva estirada." Explica Zeke.
Repito la frase en mi cabeza. ¿Le estaba poniendo a prueba o era alguna amenaza disfrazada? De repente me enfrío. La sonrisa sarcástica, la mirada predadora iban hacia ella, justo muy parecida aa la que le dio a Amar una semana antes de su muerte. Me estremezco.
"Buen, gracias por la información." Dice Zeke cuando no respondo. "Y, ¿realmente crees que ella pueda superar la iniciación? Quiero decir, ella es la iniciada más pequeña, y..."
"¿Y es una Estirada?" Termino por él arqueando una ceja.
"Sí, bueno." Tú fuiste una excepción. Tú no eras pequeñito y tienes Cuatro miedos." Dice Zeke.
"Cierto." Sonrío orgulloso.
Veo a Eric fuera del comedor hablando con Max, parecen discutir algo.
"Te veo luego." Le digo a Zeke. "Tengo que mirar una cosa."
Camino hacia ellos y me inclino para escuchar lo que dicen.
"Así que ¿ella dice que uno de los resultados tuvo que ser introducidos manualmente? Pregunta Max.
"Sí, y solo puede ser esa estirada. La tatuadora Tori administró su test. Dice que ella se puso enferma y se le olvidó grabarlo pero Jeanine no lo cree." Susurra Eric.
"Puede que sea verdad. Es bastante pequeña, puede que Tori no le diese la proporción adecuada de suero para la simulación y le diese más de la correspondiente. Lo suficiente como para hacer enfermar a alguien." Dice Max. "Por ahora no tenemos pruebas suficientes de que sea divergente. Pero mantén un ojo a sus simulaciones cuando la segunda etapa empiece, solo para asegurarnos."
Eric asiente. "Veré si puedo encontrar algo durante la primera etapa igualmente. Cambios de personalidad y eso."
Max asiente, se marcha y Eric sube a su oficina. Me quedo ahí estupefacto.
Para una persona normal esta conversación no tendría sentido pero conozco la divergencia y sé que Eric sospecha que Tris es una solo por un pequeño defecto en sus resultados. Creo que hablaré con Tori, pero solo por curiosidad. Por muy arrogante que la estirada haya sido conmigo hoy ha captado mi atención y no sería bonito verla muerta en el abismo. Suspiro y preparo un plan en mi cabeza.

sábado, 31 de agosto de 2013

"¡Primera saltadora-Tris!"

-Hoy, 2 años después.-

Espero en el final de la red la llegada de los iniciados. Los instructores anteriores no se preocuparon por ver quien era el primero en saltar. Cuando Lauren y yo nos transferimos aquí, ella desde Sabiduría, yo desde abnegación a lo primero que eran sometidos los iniciados era el paisaje del miedo dónde luchábamos contra nuestros peores miedos al segundo de entrar aquí. Amar era el único autorizado a supervisar cada uno.
Ahora los iniciados pasan por el paisaje del miedo al final y son los líderes Osadía quienes los evalúan. Sé por qué. Creen que conociendo los miedos de la gente les puede ser muy útil si alguno de nosotros quisiese rebelarse.
Noto el eco de la voz de Lauren cuando susurra "Max les dará su pequeño discurso después"
Lauren es una de mis mejores amigas desde nuestra iniciación, y aunque parezca cruel y dura con algunas personas es lo suficientemente buena. Su voz es aguda, casi como si estuviese chillando pero es su tono natural de voz. Es una persona capaz y competente a tener en cuenta a tu lado pero necesita demasiada atención a veces. Por eso decidí no involucrarme sentimentalmente con ella. Tengo que admitir que es bonita, y no voy a mentir, he visto sus curvas. Pero no me puedo centrar en cosas como preocuparme por una chica, especialmente cuando planeo marcharme.
"No puedo creer que me toque enseñar a los transferidos este año." Me quejo. "¿No puedo quedarme con los nacidos en Osadía?"
"¡Ni hablar! No quiero que ningún sabiduría se de cuenta de quién soy. Ambos sabemos que habrán unos cuantos." Dice ella. "No es que muchos Abnegación vengan aquí muy amenudo."
Sé lo que quiere decir. Soy probablemente el único transferido de Abnegación aquí. Siempre hay algún Sabiduría, y si estuviese en el lugar de Lauren haría lo mismo.
Es verdad que los Abnegación no se transfieren a Osadía, normalmente no, al menos. Yo soy la excepción. Es un poco triste saber que no habrá nadie que entienda de dónde vengo, pero no importa me uniré a mi madre con los Sin Facción pronto.
Salgo de mis pensamientos cuando alguien cae en la red. El primer saltador. Oigo una risa y sé que es una chica. Todos extendemos nuestras manos para ayudarle a bajar. Pongo la mía en barullo de manos simplemente porque no quiero parecer descorazonado para los demás Osados y me sorprendo cuando de todos los brazos extendidos siento unos dedos fríos agarrar el mío.
Voy a bajarla por mí mismo pero en cuanto coge mi mano sale sola casi cayéndose. Instintivamente, estiro de sus brazos para evitar que caiga cruces contra el suelo. Me quejo interiormente algo enfadado por el hecho de que alguien tan torpe tenga el derecho a unirse a Osadía hasta que me fijo bien en ella. Mis ojos se ajustan lo suficiente a la oscuridad para ver el familiar color grisáceo. Abnegación.
Abro mi boca. ¿Qué motivo posible tendría para transferirse a esta facción? Una pequeña y débil Abnegada que ha sido 'entrenada' toda su vida para ser educada. Le echo un vistazo a sus ojos y el aire se queda enganchado en mi garganta. Son una mezcla de gris y azul, no puedo decantarme por uno. Son grandes y me miran con curiosidad, observandome. Me enderezo, como si su mirada hubiese vuelto mi espalda de metal.
"Gracias." Me dice. Definitivamente es una estirada, simple y aburrida. ¿Qué excusa apropiada tendrá para venir aquí? Dudo mucho que en su familia hubiese algún psicópata. No me parece alguien de Osadía, pero saltó la primera y admiro su atrevimiento.
Aún así tiene que haber un motivo por el cual se haya unido a un montón de adictos a la adrenalina. Tuvo que haber algo que la condujese a unirse a la más cruel de las cinco facciones.
"¿Una estirada la primera en saltar? Inesperado." Dice mi odiosa amiga, burlándose de mí.
"Hay alguna razón por la que les dejó, Lauren." Una razón que quiero saber. "¿Cómo te llamas?" Le pregunto para poder anunciarlo a la multitud ahí arriba de nosotros.
"Em..." Murmura como si lo hubiese olvidado.
Le sonrío animándola. Ella es inquieta, pequeña, torpe, simple pero hay algo entrañable en ella, solo no consigo saber qué es. "Piénsalo, no podrás escoger otra vez."
Un fuego surge en su mirada y coloca bien sus hombros. "Tris" Dice tan segura que me aturde. Nunca esperé que alguien de Abnegación pudiese parecer tan... Feroz.
Lo admito,me gusta algo. Es refrescante comparado a lo que normalmente oigo de los estirados, siendo tan reservados, tan tímidos, invisibles. Tan frágil como pudiese parecer, definitivamente es una entre muchas.
"Tris." Confirma Lauren. "Anuncialo, Cuatro"
"¡Primera saltadora-Tris!" Grito a la multitud arriba. Me pregunto si esta novata podría encajar aquí de verdad. Necesito más información aparte, de ella. Tris no puede ser un nombre Abnegación, tiene que ser el diminutivo de algo.
Un grito, un golpe sordo y un coro de risas, el segundo saltador. Y más aclamaciones. Miro a la gente a mi alrededor, lejanos y fuertes, pero su voz proyecta calidez y seguridad, algo que no podría tener en Abnegación.
Coloco mis dedos en su espalda, aunque ella no reacciona a ello, como si esperase mi acción. "Bienvenida a Osadía." Porque si lo que ha experimentado hace poco ya parece una locura, sólo era el principio. Vienen muchas cosas más en las próximas semanas. Lo sé, lo he experimentado.

-Hace 2 años. Ceremonia de elección-

-Hace 2 años, ceremonia de elección.-

Estoy cerca de escapar de mi padre, Marcus. De irme lejos de su casa, su cinturón y su armario.
Él me dijo que escogiese Abnegación en este día pero, ¿Por qué debería? ¿Y tener más cicatrices y moratones? No puedo quedarme con él, simplemente no puedo.
Miro mi vestidor. Si voy a marcharme y unirme a Osadía quiero que sepa que siempre le he detestado. Que siempre le he odiado, y que siempre de alguna forma, quise dejarle. Cojo un vaso de decoración que mi madre me dio cuando era niño. Ella insistió en que lo guardase y lo escondiese para que Marcus no pudiese encontrarlo. Está muerta ahora. Y no puedo evitar sentir que se fue por él. No me lo puedo llevar a Osadía conmigo, pero no lo voy a esconder más. Simboliza todo mi odio hacia mi padre y quiero mostrarlo. Lo dejo sobre la cama, para que cuando limpie mi habitación lo vea.

Una vez estoy sentado en la ceremonia pienso en mis resltados del test de aptitud. Mi administrador dijo que mis resultados fueron Abnegación. ¿Puedo creerme eso? Sí, claro que puedo. No tengo fe en poder encajar en Osadía. Pero odio Sinceridad, ellos no saben tener en cuenta las perspectivas de otras personas y Concordia, bueno, creo que no estoy hecho para cultivar y cantar. Sabiduría es el enemigo de la facción y de todas formas no soy lo suficientemente listo. Osadía es el último lugar, y en el que parece que encajaré mejor. He vivido bajo el techo de mi padre durante dieciséis años. Tal vez sea capaz de vivir en la tierra de los valientes, como un cobarde lo más probable.
Después de todo solo los escojeré porque necesito ser libre de mi padre. Irónico la verdad, hace de mí un cobarde transeferirme a la facción valiente.

Mientras reflexiono sobre ello, escucho mi nombre. Me dirijo hacia la mujer Concordia, Johanna, cojo el cuchillo y extiendo mi mano sobre el fuego preparado para Osadía. Oigo unos cuantos jadeos y murmullos cuando me encamino junto a los demás Osados. Pero sobre todo oigo mis latidos mientras soy consiente del momento; soy libre del abuso de mi padre pero he dejado el único estilo de vida que conozco y estoy dispuesto a seguir a delante.